De acuerdo a la Ley de Servidores Públicos aprobada el pasado 11 de agosto de 2010 por la Asamblea Nacional del Ecuador, nuestro país sufrió un cambio rotundo.
Según esta ley el principal objetivo era el de propender al desarrollo profesional, técnico y personal de las y los servidores públicos, para lograr el permanente mejoramiento, eficiencia, eficacia, calidad, productividad del Estado y de sus instituciones.
Dentro de esta ley, en el artículo 81 establece que las servidoras y servidores a los setenta años de edad que cumplan los requisitos establecidos en las Leyes de Seguridad Social para la jubilación, obligatoriamente deberán retirarse del servicio público, cesarán en su puesto y recibirán una compensación conforme a lo que manda la Disposición General Primera.
Así es como alrededor de 5.000 servidores mayores de 70 años tuvieron que abandonar sus puestos de trabajo, algunos con la satisfacción de recibir una buena recompensa por los años ofrecidos al servicio público y otros con la indignación de haber sido obligados a dejar su trabajo.
Después de casi cinco meses de haberse aplicado esta ley, nos encontramos en una realidad en la que la experiencia ya no se ve por la arrugas, sino por la capacidad de manejo de nuevas tecnologías, innovaciones que nos dejan perplejos ante la rápida evolución del mundo virtual y tecnológico.
Si bien hay quienes merecen el descanso después de una ardua labor en el ejercicio profesional, esto no nos lleva a la justificación de esa necesidad de depurar el Estado, como lo afirmó el Presidente de la República, Rafael Correa, depuración a la que calificó de una forma justa y con la indemnización adecuada.
Queda entonces la interrogante de la confianza en la que nos basamos hoy por hoy en el servicio público que recibimos, especialmente en el hospitalario; si este cambio favorece la apertura a nuevas generaciones en el campo profesional y si estas nuevas generaciones cuentan con las bases necesarias para que esa confianza reincida en buenas manos.
Las opciones son múltiples para la elección del servicio que queremos entre lo privado y lo público, lamentablemente, no todos tienen acceso a la misma variedad de opciones, las limitaciones son ampliamente visibles.
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